Habitualmente, los pacientes acuden al dentista pensando que sus problemas estéticos bucales se solucionarán con enfoques exclusivamente protésicos. Sin embargo, la clave de un buen resultado estético está en la planificación adecuada de los casos, para poder establecer un adecuado protocolo de tratamiento, siendo indispensable dedicar suficiente tiempo al diagnóstico del trastorno y a la planificación de la actuación odontológica.
Invertir tiempo en un correcto diagnóstico y una óptima planificación ahorra tiempo total de tratamiento, y además permiten aproximar las expectativas de los pacientes a las posibilidades reales del tratamiento, un hecho especialmente importante si se tiene en cuenta que la satisfacción de un paciente después de un tratamiento va muy unida al cumplimiento de las expectativas creadas al inicio del mismo.
La gran mayoría de los problemas estéticos en el paciente odontológico requieren un abordaje multidisciplinar, siendo necesaria la intervención coordinada de diferentes especialistas, como el periodoncista, el endodoncista, el ortodoncista, el cirujano máxilofacial, el protésico o el higienista dental.
La salud, lo primero
Antes de iniciar cualquier tratamiento de cosmética dental, es necesario hacer una exploración minuciosa y sistemática de todos los parámetros de salud oral, haciendo especial hincapié en el diagnóstico de la patología que afecta a los tejidos periodontales.
Casi siempre hay diferentes alternativas terapéuticas disponibles para cada paciente. Tras el oportuno estudio minucioso de cada situación, será mediante una información detallada lo que permitirá que el paciente entienda el por qué de la elección de un procedimiento u otro. En algunos casos, debido a limitaciones de orden anatómico o económico, no será posible cubrir las expectativas del paciente, siendo preciso llegar a soluciones de compromiso.
Y aunque la estética sea un aspecto determinante, no se debe olvidar que recuperar la funcionalidad de la boca es el principal origen de gran parte de las intervenciones periodontales. Recobrar la funcionalidad y mantener o mejorar el aspecto de la sonrisa son dos objetivos que deben ir de la mano. Según los expertos, tiene que existir una perfecta harmonía entre la forma, posición y engranaje de los dientes con la articulación temporomandibular y los músculos que los guían.
En ocasiones, cambios y/o forma de los dientes puede interferir con la lengua, labios, mejillas e, incluso, con los músculos encargados de la correcta función cráneo-mandibular. Por eso es fundamental un correcto diagnóstico para la detección y prevención de este tipo de alteraciones.
Una perfecta colocación de los dientes es el objetivo deseable, pero en algunos casos la presencia de algunas pequeñas irregularidades pueden proporcionar también un aspecto agradable a la sonrisa del paciente, especialmente cuando se atiende a la integración de la sonrisa en un marco facial. En muchos casos la sonrisa se ve alterada al intentar ocultar restauraciones o dientes antiestéticos; se debe evitar este defecto.
La salud de los tejidos debe prevalecer sobre cualquier planteamiento estético. Nunca la restauración estética debe poner en compromiso la salud de los tejidos. Se recomienda, además, que todas las restauraciones dentales sean biológicamente compatibles.
La modificación en la forma del diente siempre tiene que ser compatibles con un correcto control de placa dental (permitiendo, por ejemplo, un cepillado correcto). Antes de iniciar cualquier tratamiento cosmético es necesario controlar la inflamación de los tejidos periodontales y para que los resultados estéticos puedan perdurar en el tiempo el paciente debe seguir un programa de mantenimiento periodontal, siendo fundamental establecer visitas periódicas con el higienista y mantener un buen control de placa dental.
Se deben restaurar los contornos ideales de los márgenes gingivales antes de proceder a cualquier tipo de restauración.
Para poder tener estabilidad de los tejidos a largo plazo será necesario un esmerado control de placa dental, siendo necesario evitar los cepillos con cerdas demasiado duras o técnicas de cepillado incorrectas.
La sonrisa sana es rosa
Unos cuidados estéticos adecuados pueden maquillar una realidad, mostrando una imagen más favorecida pero, sin duda, temporal e irreal. La sonrisa bonita es un factor crucial para asegurar una estética aceptable, pero sin salud no hay belleza o, al menos, una belleza plena. Por eso, el objetivo debe ser alcanzar una sonrisa sana y, para ello, hay que extremar los cuidados bucodentales y, más concretamente, la salud periodontal.
El color rosado es, habitualmente, sinónimo de unas encías sanas. Para tener una sonrisa sana es imprescindible combatir la enfermedad periodontal. En muchos casos, las alteraciones estéticas tienen su origen en trastornos de los tejidos producidos por la enfermedad periodontal. En los casos más leves, estas enfermedades de las encías suelen provocar inflamación y sangrado; ya en los casos más severos puede inducir destrucción ósea que alterará la arquitectura gingival, así como la aparición de diastemas (separación de dientes), abanicado de los dientes, desaparición de la papila y desarrollo de dientes más largos.
Fuente:abc