Ofertas sospechosas, publicidad engañosa, intrusismo profesional. ¿Qué está pasando?
El Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la I Región (COEM) ha puesto en marcha la campaña “Tu boca no está de oferta” para proteger a los pacientes de las malas prácticas que pueden implicar perjuicios e incluso riesgos para su salud y concienciarles de la importancia de exigir una buena atención.
El COEM advierte, especialmente, sobre tres cuestiones: el intrusismo profesional, la baja calidad y la publicidad engañosa.
Estoy de acuerdo con estas observaciones y queremos apoyar al COEM en la difusión de su campaña. Como advierte el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la I Región, en Odontología existe el intrusismo profesional, es decir, personas que ejercen como especialistas en alguna materia sin serlo. Los falsos profesionales no están cualificados ni tienen la formación adecuada para tratar un problema bucodental.
Además es importante que los pacientes confíen solo en los profesionales de cada especialidad. Por ejemplo, el dentista es el profesional capacitado para sanar una caries, el ortodoncista para gestionar una corrección con aparatos de ortodoncia y el cirujano maxilofacial es el especialista en cirugía de la boca y de la cara.
El Colegio recuerda que certificación entre los odontólogos es obligatoria y es una forma de garantizar que el profesional cumple con la titulación y requisitos legales para ejercer. El odontólogo tiene la obligación de dar su número de registro a cualquier paciente que se lo pida.
Es muy recomendable prestar especial atención a los tratamientos que se ofertan con un precio excesivamente bajo, porque es posible que se realicen con materiales de mala calidad o incluso que supongan un riesgo para la salud. Los materiales que se utilizan en odontología son tecnológicamente muy avanzados y específicos y requieren la calidad y durabilidad adecuadas.
Se recomienda tener cuidado, también, con la publicidad engañosa con respecto al precio y al tratamiento. A veces se acude al dentista con el objetivo de tratar un problema concreto por ejemplo una caries y, finalmente, el paciente acaba haciéndose otros tratamientos, en ocasiones innecesarios, y pagando mucho más dinero del que estaba previsto. insiste en que sea un profesional y no un comercial el que diagnostique al paciente y le explique el tratamiento que requiere y las pruebas o materiales necesarios para llevarlo a cabo y la duración estimada.