Es posible que en la consulta de tu dentista o cirujano maxilofacial hayas oído términos como “oclusión”, “maloclusión” o “clase dental”. En el post de hoy te ayudamos a comprender a qué se refiere el personal médico con este vocabulario.
En un contexto dental, el término “oclusión” se refiere a la forma de morder de un individuo, es decir, a las relaciones de contacto entre los dientes durante la función. Así, “maloclusión” sería cualquier alteración de la oclusión ideal. Sin embargo, la maloclusión no debe interpretarse como la antítesis de la normooclusión. Existe una línea continua entre lo ideal, lo normal y lo maloclusivo. En la práctica, solemos reservar “maloclusión” para aquellas situaciones que exigen intervención ortodóncica y/o quirúrgica para su corrección.
En 1899, el Dr. Edward H. Angle legó a la posteridad un esquema de clasificación de las maloclusiones que por su simplicidad es de uso universal. Introdujo el término “clase dental” para denominar distintas relaciones de los dientes dependiendo de la posición sagital (anteroposterior) de los primeros molares permanentes. Así, las clases definidas por Angle, terminología aún utilizada hoy en día, son:
Clase I: La relación sagital de los primeros molares permanentes es normal.
Clase II: El primer molar inferior está excesivamente retrasado en sentido sagital con respecto al primer molar superior. Es decir, la arcada maxilar está adelantada o bien la mandibular está retrasada.
Clase III: El primer molar inferior está excesivamente adelantado en sentido sagital con respecto al primer molar superior. Es decir, la arcada mandibular está adelantada o bien la maxilar está retrasada.