Las fracturas en la cara producidas en accidentes graves o agresiones necesitan tratamiento específico para recuperar no solo la estética sino también la funcionalidad de la zona afectada.
Tipos de fracturas óseas faciales
Las fracturas de los huesos de la cara ocasionan problemas tanto desde el punto de vista estético como funcional.
La fractura del maxilar superior o de la mandíbula ocasiona una alteración entre la relación de los dientes superiores e inferiores (alteración de la oclusión dentaria) que puede acarrear serias complicaciones (dificultad para la masticación, dolores, problemas en la articulación temporomandibular…) si no se realiza una perfecta reducción y estabilización de la fractura.
Las fracturas de órbita también deben ser corregidas para preservar el contenido infraorbitario (ojo) en correcto estado y funcionamiento. Las fracturas nasales deben evaluarse y, sobre todo, descartar la presencia de hematoma septal, ya que podría provocar una necrosis septal. En caso de desviación y deformidad nasal, debe reducirse. Las fracturas de malar y de arco zigomático, si están desviadas, pueden producir un defecto estético importante, por lo que también deben reducirse.
El manejo de las fracturas faciales por un equipo especializado es primordial para asegurar una correcta reducción y fijación de las fracturas, con técnicas mínimamente invasivas y de máxima regeneración ósea.
Traumatismo dental
Los traumatismos dentales pueden variar desde una afectación leve del esmalte hasta la avulsión de un diente fuera de su hueso de sostén. Ante un traumatismo dental, es imprescindible la rápida actuación para conseguir preservar el órgano dental.